Apuntes para la esquela de un poema

Prefiero la muerte, o el típex
antes que convertirme en un poema moderno.

No quiero morir hoy, por si fuese el final,
no es falta de fe, pero tampoco creer a oscuras.

Prefiero la muerte, o el cine
antes que convertirme en un tema indiferente.

No quiero ser más triste que la tristeza,
pero no tengo ganas de reir por nada.

Solo algunas veces

Solo algunas veces
prefiero convencerme
de que mi silencio
dice mucho más
de lo que yo puedo decir.

Solo algunas veces
la tranquilidad de las olas
consigue que no sienta
la ausencia de la tempestad.

Ya no quiero que rimen las palabras,
ni las canciones de la radio.
Ya no quieron que rimen la soledad y la tristeza
la tristeza y la melancolía,
la melancolía y el recuerdo,
el recuerdo y lo perdido,
lo perdido y lo ausente,
lo ausente y mis poemas,
mis poemas con tu vida.

Solo algunas veces
en el final de los poemas
se encuentra la mejor frase.

Apresado

Las noticias galopan en mi mente
como trapos ardiendo,
el fuego se expande huidizo de la verdad.
Serpientes.

Y a la vez camino,
ahora soy yo el huidizo,
me asombro y acelero el paso
al ver a un hombre revolviendo
en la basura.

Todo lo que ayer era alegría
ahora lo siento tan perdido
que sigo y sigo
pero no logro reconocerme
en lo que esta sociedad de la información
y del consumo
me pide que me materialice.

Tal día como hoy a las 18:51

La ciudad está ensangrentada
de odio, y malos compañeros
de luchas fraticidas.

Los árboles se despiden de las sombras
acariciando el vacío
del alquitrán humeante de calor.

La vida vive anclada en el puerto
esperanzas que no llegan
a convertirse en utopías marchitas.

Los licores que embriagan la juventud
son un buen veneno para esclavizar
a las personas que marchitan su sentido.

Soy lo que soy
por lo que fui,
por lo que soy
y
por lo que quiero ser.

La hora del reloj va triturando las horas
de lo inalcanzable.

Los espacios donde crecí
son arrasados por el progreso,
por mi memoria idolatrada
con tiempos perfectos.

Envuelto en mantas de llantos

No seré nunca portada en el Marca
ni en El País del Padrino,
la mesa que tenga que sujetarme
está todavía en el limbo.

Que las cosas que más nos importan
nunca pasan de moda,
ni los olimpos de ídolos son un festejo
de un andar taciturno.

Las noches que tenga que beber
el suelo del temerario,
que la mala suerte que me acarició
es mi hermano bastardo.

Ya voy pasado de rosca, y faltan dos telediarios
para claudicar ante ti,
que soy un hombre acostumbrado
a los tiempos que corren delante de mí.

Nunca quise llegar a figura
solo a fin de mes,
pero para la prórroga me guardo
un último aquel.

Imaginarte

Imaginarte que eres el arte,
imaginarte que puedes helarme,
imaginarte que imagino el arte.

Imaginarte en centros comerciales,
paseando fruta prohibida
por los mapas de un mundo
que aun está por descubrir.

Imaginarte en vertederos occidentales
mareando pájaros muertos
por las solapas de un segundo
que aún no te puede mentir.

Imagínate que te imagino
tumbada sobre el vuelo del mar
recobrando la esperanza perdida.

Yo me río de todo lo que dicen
que aparento,
las mentiras que escupen están selladas
con papel celo.

No tienen respuestas las preguntas en una noche
de farra,
que da igual ser la chica que todos ansían
pues todo se acaba.

Para que la noche beba en excesos su cuatro
de copas,
los taxistas que saben de esas cosas
ni dicen ni se mojan,
ni pinchan ni cortan.

A ti te reclamo mi presunción de inocencia
de esclavo,
ahora que aprendo mi oficio sin promesas
ni engaños.

Sólo yo sé que tus besos ni mienten
ni lloran,
que el mar, el viento y tu presencia son
mi única droga.

Espiral

Estoy al final
de algo que no
puede esperar.

Se convirtío
en una espiral,
en un instante.