Nombre:

17.4.09

Hierro forjado de la misma raza

El recuerdo empuña su mirada
asaltando implacable la distancia,
sin dejar huellas
en esa curva de tu boca
que es un eco impenetrable
y con tus manos
el mundo se amolda a tus formas.

Me estremezco
como una lámina de frío
al ver las ramas de la estrellas
envueltas de invierno
en la hora íntima
en que nos desprendimos
del nido.

No quedaba ni ápice del ruido
del egoísmo sembrado de rugido,
era un viaje hacia adelante
cargado de vértigo y esperanza
sin saber todavía en aquel instante
que la voz de Dios
se encuentra en cualquier lugar
y su silencio dice mucho más
que la mayoría de las palabras.