Al otro lado del tabique

Pétalos artificiles
decorando el vacío de la urbe,
las innumerables esquinas,
los pasos de cebra mal señalizados,
la agonía de las calles,
las avenidas, las plazas,
los restaurantes de moda llenos,
el palpitar de la gente que se siente importante,
lo absurdo de todo este ajetreo.

Noches de insomnio
encumbrando la necesidad de la vida,
bares repletos, suelos mojados,
tenerlo todo pero no lo suficiente,
las mentiras de un hombre
que sueña con romper el envoltorio
de un preservativo.

Llamadas perdidas,
teléfonos esperando la señal precisa
que reclama con ansia compartir los cuerpos,
los mismos que gimen esperanzados
al otro lado del tabique

Sin Despedidas

"Nunca sé despedirme de ti, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte
en desesperación." (*)

En el viento donde se nota la vida
ahí he puesto yo la mano,
con un temblor que habla del impulso de tu tacto,
tus manos hábiles,
los labios que sin prisa se encuentran
y dejan encendida la luz
de tus ojos conmovidos.

Nuestros cuerpos yacen de presente
mientras recorro de memoria el tuyo,
así, algo del alma traspasa el cabo
que amarra a los débiles al mar.

Comprender que ahora entre los dos
no hay despedidas,
sólo distancia,
pues tú viajas siempre conmigo
y lo mejor de mí se quedó contigo,

Determinando la melancolía:
cuando me alejo de ti
siento la necesidad irremediable
que me empuja a buscarte,
recorrer otra vez el camino
que me lleve a tu lado
sin opción.

(*) (Luis García Montero,
"Problemas de geografía personal"
del libro "Poesía Urbana" 2002)

Pólvora en movimiento

Mis dedos vuelan en el aire
mientras florece la luna
en un rincón de tu carne.

Vengo de recorrer la distancia
ahora que sin ti no soy nadie
me gusta mirarte cuando me callas.

En este corazón
donde tus ojos no caben
hay un callejón
donde se tienden los mares
al Sol.