No volveré mañana
Un millón de luces parpadeantes,
un millón de corazones rotos.
Estoy cansado de ser siempre el fuerte,
en las persianas golpea el viento de la furia
que arrasa lo que encuentra en su camino,
y los poemas queman el suelo que piso
con mis botas mojadas por esta lluvia
que está manchada de la tierra
de los sueños que dormían sobre tu almohada.
No volveré sin gafas de sol
a mirarte a los ojos,
no volveré a este lugar
si me robas mi alma,
no volví para impresionar
a la melancolía.
Y en una madrugada
los inmortales me ofrecen
su pecho de lata,
venden la gloria de un día
por monedas de plata.
Pero yo en una estación
de balas perdidas
dando consejos al por mayor
para sobrevivir.
Y estoy cansado
de luces perdidas,
de aguas tranquilas,
de noches
que no me dicen nada,
de ser la raíz
de un árbol roto
con un traje
de plomo
perdido en la bruma.