Sólo, tratando de resolver este pasadizo, cruzando el bosque.
La luna esta noche no tiene buen color, sus luces son de piedra marchita.
Con las nubes imagino siluetas sin sentido.
El mar manifiesta la ira con la que está poseido, un rugido en el último rincón de la tierra llamado destrucción (o construcción).
Y hay aire por todas partes, por eso la lluvia solo puede resbalar entre el oxígeno, flirteando con los estrepitosos lugares que recorrimos juntos.
No es una cuestión de dinero, pues los ricos tampoco tienen su alma satisfecha, esa es mi fuerza, que cuando tenga que dejar este camino de mi cuerpo y ser (convertido en tierra) pueda su creador estar satisfecho y servido.
Y ahora camino solitario, hipnótico por las ruinas de este proceso breve de reconstrucción, visitando sitios donde no es necesario mantener el equilibrio, ni estrellar más lágrimas contra la pared, ni donde el remordimiento recorra los terrenos preparados para su fin.
Nunca podré renunciar a este desorden, así que por favor no te lleves el cielo, deja que sea yo el que impida que se derrumbe.
Ya sabes que sin tu amor, estaría perdido.