después del huir

"Nos duele envejecer, pero resulta
más difícil aún
comprender que se ama solamente
aquello que envejece"
-Luis García Montero-

Cuando en mi cuerpo encuentro el tuyo,
sin saber si podré tenerte,
me fatigo de imposibles,
de cosas simples y sencillas.
Mientras nuestros labios lentamente
se besan en la intimidad,
corren y desaparecen
porque algo en el amor es siempre triste
y nos miramos por última vez.

Arrepentimiento

"Lejos, muy lejos, terriblemente lejos,
una mujer aullaba en el último espasmo.
Con asombro, la muerte dio constancia
de algo que jamás pudo imaginarse:
un estertor sin ruegos y sin llanto,
la agonía de un muerto, el terror de la vida"
(Juan Luis Panero, "A cerca del incesto").

En mi ánimo fatigado
caminan ayeres,
recuerdos carbonizados,
coronas de muerte.

Años después
caminé hasta llegar aquí
pero llegué tarde,
muy tarde,
demasiado tarde
para la verdad,
nunca para las vestiduras
de mis escusas.

Y en el culmen de mi pesar
seguiré construyendo mi coraza,
aplacando las tinieblas
a la que esta llama va encadenada.

Preso del espíritu que es mi vida
y de la carne que es mi sangre.

Como sucede a veces

Luz lejana que viene
a posarse en mis labios inmóviles,
alivio de viento
en la paz de los derrotados,
arrancados de su sensación de eternidad,
temblor por donde circula la sangre,
en otro tiempo, en forma de promesa.

La apariencia de tu cuerpo es un sueño
y vuelvo a sentirme solo, cansado
en un rito constante de silencio
sin una palabra que incrustar húmeda
en tus labios ardientes de imposibles,
donde el doloroso transcurrir de la vida
transforme, el llanto en risa,
el viento en calma, la rutina en pasión
y las personas tristes en cercanos amantes.

Como sucede a veces en la noche
la cortina de lluvia no es más que un muro
separando lo ya distante,
agitando la inquietud de nuestros labios
donde nada de lo tuyo es mío
y sin embargo me pertenece.