del mar y su profundidad

Cuando puedo observar este mar
debajo de una tormenta azul,
me doy cuenta
que la costa se aleja y se acerca
de proa a popa;
son las rocas, los muelles, los poemas
los que se estrellan contra el mar.

Pero puedo ver también el Atlántico
en los campos de Castilla,
en la tranquilidad de Meseta,
en una ladera de girasoles;
porque todos somos olas
intentando atracar en puerto,
en monotonía.

Pero también puedo ver el mar
en las soledades,
en la página cuadriculada escrita
por el tiempo donde duerme
el olvido.