En la extraña habitación de la noche
Dejo morir entre mis garras
esto y aquello de ti,
el cadáver de tu mente,
aquel resto de nieve
convertido en agua con la primavera.
Tal vez ahora mi alma encerrada
en este cuerpo extranjero
de sangre y electrodomésticos
decida volar y deje de sufrir
por las cosas que se rompen
en el sinsentido
del corazón de la noche.
Porque perder no es siempre
menos que ganar,
ni la muerte es siempre
peor que la vida.
Pero yo siempre pediría
vivir
aunque fuese al lado
de un abismo.
Recordando:
"lo necesario,
no siempre es perfecto".
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